La revolución de Asturias fue una insurrección armada revolucionaria de las fuerzas de izquierdas contra el Gobierno de la República que acababa de colocar a miembros de la CEDA en tres de sus Ministerios. El Gobierno envió para sofocar la revuelta a sus tropas coloniales; Franco, desde Madrid, coordinó la respuesta militar. En 15 días el levantamiento fue sofocado y varias poblaciones destruidas. El balance fue demoledor, más de mil muertos entre los insurrectos y el doble de heridos; unos 300 muertos y 900 heridos entre las fuerzas del orden y los militares, junto a más de 30.000 detenidos.